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Corrige la puntuación de esta historia, escribe los números en texto y escribe las horas de forma natural. No cambies nada más y deja una coma después del día de la semana en el título: . Day 59:. Cramond - Pitlochry. Hoy papi Edu seguía regular, medio griposo, medio cansado, medio todo. Así que empezamos el día igual que los dos anteriores: encerrados en modo burrito dentro de la camper, solo saliendo entre los chubascos para dar pequeños paseos por el paseo marítimo. Nada heroico, pero lo justo para estirar las patas y esquivar las gotas. Ya por la tarde, cuando el reloj marcaba casi las seis, el alma nómada de papi Edu no aguantó más. Encendió el motor, nos abrochamos la rutina (yo en mi jaula de viaje, ya sabéis), y pusimos rumbo al norte. Después de tantos días en Cramond, ya tocaba cambiar de vistas. En Perth hicimos dos paradas de supervivencia: primero, vaciar las aguas grises en un aparcamiento donde había un pozo específico para autocaravanas (todo muy legal, limpio y ordenado), y luego reabastecer la despensa en el Aldi. Allí papi Edu compró comida humana, nada de pienso, por supuesto. Todo bien. Después tocaba la clásica caza de sitio para dormir. El primero que vimos no tenía mucho encanto. El segundo… bueno, ya había seis campers y parecía más una concentración de autocaravanas que un rincón tranquilo. Pero al tercero, ¡bingo! Era un aparcamiento cerca del Linn of Tummel, un sitio bastante famoso entre los que se dedican a caminar, mirar cascadas y respirar profundo. El lugar en sí, como parking, no era nada del otro mundo, pero tenía ese encanto de estar metido entre árboles, con una senda al río y un murmullo constante de agua corriendo. Ya había tres campers más, pero encontramos un hueco perfecto para nosotros: justo en el borde del aparcamiento, con las mejores vistas hacia abajo. Un sitio premium. Les quitamos un pelín de protagonismo a los vecinos, pero oye… esto es supervivencia camper. Antes de que se fuera la luz hicimos una pequeña excursión hacia la cascada. Solo había que cruzar la carretera y meterse por un senderito que baja entre los árboles. En pocos minutos estábamos al lado del río Tummel, que bajaba con fuerza y con bastante volumen de agua. Era un sitio precioso, de esos que hacen que papi Edu diga “¡Jo, esto es Escocia de verdad!”. Tocó prueba de temperatura: Edu metió la mano en el agua y su reacción fue un “uffff… fresquita”. Demasiado fría para hoy, pero quién sabe… mañana quizás toca chapuzón. Mañana, si el catarro da tregua y el cielo se pone de nuestra parte, seguimos hacia más aventuras. O por lo menos a algún sitio con menos fiebre y más sol.