Día 17

1 vídeos
🩶 Qué acogedora es nuestra casa sobre ruedas, incluso cuando llueve 🌧️
Audio file

Ya estamos en Francia, el segundo país de este viaje. Lo hemos hecho rápido, en 17 días. El año pasado tardamos un mes entero.
El camino entre Aviá (donde habíamos dormido) y Francia no fue muy largo pero hicimos varias paradas. Primero volvimos a Berga porque mi papi quería hacer unas compras en Mercadona. Cuando acabó de aparcar se acercó un tío a la cámper y comenzó a hablar con mi papi. Estaba muy impresionado con nuestra casa rodante y dijo que en pocos años, cuando esté jubilado también le gustaría viajar en cámper o autocaravana como nosotros. Invitó a mi papi a un café en una terraza enfrente de Mercadona donde hablaron un buen rato. El hombre se llama Joan y parece muy majo. Vamos, creo que a mi papi también le cae súper súper bien. Parece que hay mucho fílin, jijiji. Les habría gustado seguir charlando mucho más tiempo, pero el hombre tuvo que volver a trabajar en su peluquería y se despidió de nosotros. Al final no llegó a ver la cámper por dentro, pero no me extrañaría si algún día volviéramos a ver a Joan.
Después de hacer las compras en Mercadona fuimos en coche a un pueblo llamado La Pobla de Lillet. En este pueblo hay un tren turístico que lleva la gente a un museo de cemento, pero no estaba funcionando. Entonces solo podía conducir el tren de madera que hay en la estación. En vez de ir en tren, fuimos andando por el pueblo y luego subimos hasta una parada del tren cerca de una antigua fábrica de textil. A mí no me olía a textil sino más bien a papel reciclado.
Luego cogimos el coche y subimos hasta el pueblo Castellar de n'Hug, que es el pueblo más alto de Cataluña donde además nace el Río Llobregat que baja todo hasta la costa de Barcelona. Nosotros sin embargo subimos más y más. Arriba de todo, en el Coll de la Creueta, hacía mucho frío y había mucho viento. Normal, porque está a casi 2000 metros de altitud.
Bajamos a un sitio más calentito para hacer nuestra parada de mediodía, y tal vez íbamos a pernoctar allí también. Pero el tiempo cambió: comenzó a llover y no queríamos correr el riesgo de sufrir mucho viento en aquel espacio bastante abierto. Por lo cual seguimos nuestra ruta en coche. Bajamos a Puigcerdá, una pequeña ciudad en la frontera con Francia.
De la frontera no notamos nada. No había aduanas ni control de pasaportes, ni siquiera una señal diciendo - bienvenidos a Francia. ¿Será porque a ambos lados de la frontera es Cataluña?

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
10 + 7 =
Resuelva este simple problema matemático y escriba la solución; por ejemplo: Para 1+3, escriba 4.