Día 58

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Increíble... ya estamos en el noveno país de este viaje: Rumanía. Acabamos de entrar porque pasamos la mayor parte del día en Serbia. Salimos de nuestro "hogar" en la orilla del río Danubio sobre las nueve y media. En coche seguimos por la carretera que no se separa del río, hasta llegar a un castillo muy grande, la Fortaleza de Golubac. Yo solo lo vi por fuera pero mi papi y mi tito también entraron y dicen que es bastante bonito y bien conservado.
Luego seguimos la ruta en coche. Queríamos hacer un poco de senderismo en el Parque Nacional de Derdap, pero para entrar en el parque habría que ir con un ránger. Entonces solo vimos un pequeño cañón. Chulo pero nada del otro mundo.
Lo que nos gustó mas era una curiosidad que vimos en la siguiente parada: una cabeza del Rey Decébalo, tallada en la roca al otro lado del río Danubio. Entonces el monumento está en Rumanía, que tiene sentido porque Decébalo fue rey de Dacia - no de los coches sino de Rumanía en el primer siglo después de Cristo. La obra es mucho más moderna y bastante rudimentaria porque no está terminada.
Más adelante en la carretera la policía nos paró porque otra vez querían ver los pasaportes. Ya era la tercera vez en un día. Creo que en realidad querían ver la cámper porque le llama la atención a todo el mundo. Uno de los agentes también preguntó qué hay dentro de las bolsitas de plástico que escondemos en el parachoques delantero. Con un gesto muy ilustrativo mi tito Joan se lo explicó: mejor no mirar más, porque son las bolsitas de caca - y no solo es del perro, jajaja.!
Después de repostar el coche (y gastar los dinares serbios) pasamos por la presa en el río Danubio. Al otro lado de la presa entramos en Rumanía. En el pueblo Drobeta Turnu Severin visitamos el Lidl y luego buscamos sitio para pernoctar. Encontramos un lugar muy bonito, en la orilla del Danubio.
Pensábamos que allí nadie nos iba a encontrar pero cuando mi papi y mi tito estaban cenando llegó una furgoneta. Ostras... la policía! No había ningún problema; los agentes eran de la policía fronteriza porque por lo visto hay gente que intenta llegar nadando desde Serbia a Rumanía. Los hombres eran muy amables y, como el rumano se parece bastante al español, podían comunicarse más o menos bien. Eso sí - por cuarta vez en apenas 24 horas mi papi y mi tito tuvieron que enseñar los pasaportes. Parecen unos fugitivos!

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