Bueno... durante la noche no logré comerme el trozo de queso de lo que os conté ayer. Salí dos o tres veces para "hacer mis necesidades" pero mi papi me acompañaba y no llegamos al parque infantil. Entonces seguía durmiendo.
Pero vaya manera de despertar tuve por la mañana. Mi papi se estaba preparando un cafelito, yo estaba durmiendo como un tronco y de repente - ¡bum!,. La cámper se movió mucho. Mi papi salió corriendo para ver que había pasado y resultó que un coche había chocado con el nuestro. Había un buen bollo en la puerta derecha pero al pasajero del otro coche no le preocupaba esto; solo intentó arreglar su coche, empujando y tirando de la rejilla y el parachoques.
Como podéis ver en las fotos, no era precisamente que faltaba espacio para maniobrar. Pero la conductora, una rubia gorda y fea, obviamente no sabe conducir. (Ay, no me entendáis mal - eh?. No tengo nada en contra de rubias gordas. De hecho tengo muchas amigas y titas rubias y gordas).
Los del otro coche no hablaban nada más que búlgaro, pero con los móviles mi papi podía comunicar un poco con ellos. Llamaron a la policía que llegó dentro de veinte minutos. La policía ayudó a rellenar el formulario amistoso y con esto se supone que basta. Y, no hay mal que por bien no venga. Como mi papi estaba liado con esto, aproveché para escapar un ratito al parque infantil y al final conseguí comerme esto trozos de feta. Ñam ñam.
Una vez metido en el tema de seguros, mi papi pasó un par de horas buscando seguros con el ordenador, porque pronto saldremos de Europa y dice que lo de los seguros es un tema muy importante.
Sobre las cinco de la tarde salimos en coche para avanzar un poco hacia el oriente. Después de unas dos horas llegamos al sitio donde vamos a dormir. Es un sitio increíblemente bonito, en la orilla de un lago enorme y aquí estamos solos en la naturaleza. Los vecinos más cercanos son unas vacas y toros, pero están lejos de nosotros y creo que están dentro de una cerca eléctrica. O al menos esto espero.