Día 74

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Ufff, ¡qué día! Hemos caminado muchísimo por la ciudad de Eskişehir, más de 20 kilómetros. Senderismo urbano lo llama mi papi.

La noche en la orilla del lago fue muy tranquila, aunque tuve que salir cuatro veces para hacer pipí y popó. Tengo la barriga un poco inquieta y también me tiro muchos pedos, pero nadie los nota, jijiji.
La mañana también la pasamos muy tranquilamente; no vino nadie al lago. El coro de las ranas se había ido a casa y llegaron los patos.
Sobre las once cogimos el coche para ir a la ciudad de Eskişehir. Lo dejamos en el aparcamiento de un tipo de parque temática con “Miniatürk” y un castillo que parece de Disney, donde yo por supuesto no podía entrar. Entonces nos pusimos a andar hacia el centro de Eskişehir. Pero creo que mi papi se había equivocado un poco al estimar las distancias, porque tuvimos que andar más de una hora. Tengo que admitir que el paseo en sí fue bastante agradable. Se ve que Eskişehir is una ciudad muy limpia y organizada. Hay muchos parques muy arreglados, y también hay muchos perros callejeros. Pero aquí viven de lujo. El ayuntamiento ha puesto casetas perrunas en los parques y la gente les pone cuencos con agua y comida.
Al final llegamos al centro histórico de la ciudad (que ya no se ve tan histórico porque las casas están demasiado reformadas). Eso sí, se ve todo muy limpio y colorido. No faltan los restaurantes y tiendas turísticas. Turistas hay pocos; casi eramos los únicos. También hay un montón de museos pero no entramos en ninguno de ellos.
Allí también comimos en un restaurante. O sea, mi papi me puso mi táper con mi pienso asqueroso, mientras él disfrutaba de un plato de börek: unos pasteles de hojaldre con queso y con carne. Dice que la comida estaba buenísima y además muy barata. Pagó 70 liras (unos 3 euros) con la bebida incluida.
Después de la comida seguimos andando. Intentamos entrar en una isla llamada la isla de los enamorados, pero allí tampoco admiten perros. En la vuelta hacia el aparcamiento pasamos por el centro actual de la ciudad. Las casas no son tan chulas pero había mucha vida en la calle y parecía todo mucho más auténtico.
Después de caminar muchos kilómetros, sobre todo por parques, llegamos al coche. Creo que el plan original era pernoctar allí, pero ahora con muchos más coches y la cámper al sol ya no parecía tan buena idea. Entonces volvimos a desplazarnos. No sé cuanto tiempo hemos ido en coche porque estaba tan cansado de la caminata que pasé casi todo el rato durmiendo.
Llegamos al sitio donde sí vamos a dormir y es bastante chulo, aunque no como esperábamos. En la aplicación dice que es muy tranquilo y que se está a solas. Lo que pasa es que el lugar es al lado de un cerro donde la gente hace escalada (me refiero al deporte en que se cuelga en la roca). Y parece que hay una quedada de escaladores, porque hay unas 50 tiendas de campaña, varias furgonetas cámper, muchos coches y muchísima gente. Pero son todos muy amables y no hacen nada de ruido.
Bueno… no necesitábamos cuerdas y clavos pero terminamos el día subiendo casi hasta la cima de la peña, y se ve bien bonito. Da ganas de explorarla un poco más, pero esto ya para mañana porque estamos agotados.

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