Carretera infernal 👿 entre Akhaltsikhe y Goderdzi 🇬🇪 Georgia
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Hoy ha sido un día de locura, de esos que uno no olvida fácilmente. Imaginad despertar con vistas al majestuoso monasterio de Vardsia, pero, ¡oh sorpresa! No hubo tiempo para un relajante café mañanero con las vistas. Mi papi y mi títo Joan tenían planes de conquistar el monasterio.
Así que nos dirigimos en coche hacia el monasterio, y créedme, ellos estaban ansiosos por entrar mientras yo, el canino observador, me quedaba en la cámper. ¡No, no ladréis de envidia, estoy acostumbrado!
Mientras ellos se internaban en el monasterio, yo seguía en modo "perrito campero". ¿Qué puedo decir? Yo hago que la cámper sea la envidia de todas las demás casas rodantes. Según ellos el monasterio estaba lleno de túneles misteriosos, iglesias en las rocas y escaleras que más parecían acertijos de Sudoku. Arma se hicieron famosos con no encontraron un grupo de chinas simpatiquísimas que además de hacerse selfies querían hacer un reportaje de fotos con mi papi y mi Tito, y sobre la marcha aprendieron la palabra española "patatas".
Pero volvamos al meollo del asunto. Cuando mi papi y mi títo salieron del monasterio se sentaron en una terraza junto al río para zamparse unas delicias georgianas. ¡Qué injusticia! Yo allí, babeando debajo de la mesa mientras ellos disfrutaban de esos manjares. Bueno, ya me vengaré de alguna manera.
Pero la locura no terminó con el festín. Había otro monasterio en el menú, y allá fuimos en coche, ¡solo tres kilómetros de distancia! Allí nos encontramos con un monje con un estilazo digno de un rapero.
Pero la verdadera aventura estaba por llegar. Un largo viaje en coche de más de 130 kilómetros. Y las carreteras eran todo menos suaves. Al principio todo iba bien, pero luego llegamos a la subida al puerto de la montaña de Goderdzi. Ahí empezaron los problemas. La carretera era un campo de minas de baches, construcción y atascos. ¡Hasta mi pelaje se erizó de miedo!
La tragedia golpeó cuando el coche se estrelló contra una piedra que parecía esconderse bajo camuflaje. La ventana trasera de la cabina se hizo añicos, y yo me encontraba en medio de una lluvia de cristales. ¡Fue tan espeluznante como una película de terror de medianoche! Pero bueno, al menos podíamos seguir nuestro camino.
La pesadilla en la carretera no terminó ahí. Después nos embarcamos en una búsqueda épica para encontrar el Lago Verde. Parece que hay dos carreteras, y, por supuesto, terminamos tomando la más complicada. Otros diez kilómetros de carreteras propias de montañas rusas, y cuando llegamos al estacionamiento del lago, estábamos tan exhaustos que ni siquiera pensamos en visitarlo. ¡Un verdadero "fail" de viaje!
Y así, mis queridos seguidores, aquí estamos, cerca del Lago Verde, listos para descansar y recargar energías para las locuras que nos depara el futuro.
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