La noche pasada nos quedamos en un aparcamiento que no era precisamente el Ritz, pero dormimos como bebés. ¿Por qué? Porque, amigos míos, era un aparcamiento de hormigón. Sí, ese es el nivel de comodidad que mis humanos me brindan. ¡Pero hey, no me quejo, dormí como un tronco! Por cierto, había otro cámper por allí, un gigante alemán. Pero yo soy el rey de nuestro pequeño castillo rodante.
La verdadera joya de la corona estaba en nuestro "jardín trasero", un valle con flores y césped donde desaté mi espíritu libre y me lancé a la aventura. ¡Era como correr por un campo de sueños perrunos! Tomé un paseo con mi papi por ese paraíso natural y no podía ser más feliz.
Luego nos aventuramos a ver el famoso "Lago Verde". Como su nombre indica, el lago es... ¡verde! Pero no os dejáis engañar por el nombre, no es precisamente el Caribe. Resultó ser más parecido a una charca de ranas que a un lago impresionante. Y ni hablar del tamaño, ¡decepción en tamaño XL!
Después de contemplar el lago, regresamos al puerto de montaña de Goderdzi y a la carretera de pesadilla que conocemos muy bien. Sí, la misma que se llevó la ventana trasera del coche y me convirtió en el perro más valiente al viento. Pero hey, en la vida en la carretera, ¡cualquier cosa puede pasar! La vida en la carretera no es para pusilánimes.
Pero no todo fue malo, porque luego emprendimos una etapa de montaña mucho más emocionante: el puerto de montaña de Zekari. La carretera era más estrecha y llena de curvas, pero, créame, los paisajes eran para dejar a cualquiera sin aliento. Y lo mejor de todo, casi parecía que teníamos la carretera para nosotros solos, ¡una fiesta perruna en solitario!
Finalmente llegamos a un lugar de aguas termales, las famosas "termas de Vani". Nos instalamos cerca, pero lamentablemente había más gente en el agua caliente que en una perrera en hora punta. ¡La vida de un perro viajero no siempre es un baño de burbujas! Sin embargo, el lugar donde vamos a dormir es un pedacito de paraíso en medio de la naturaleza, e hice algunas nuevas amigas, ¡unas vacas tan simpáticas que hasta me dieron envidia de su cuerno único! Aunque no hablamos el mismo idioma estoy seguro de que sus mugidos contaban historias asombrosas.
Añadir nuevo comentario