Cuatro perros en Ushguli 🇬🇪 Georgia (el nº 2 soy yo)
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Anoche nuestra cámper parecía estar en la meca de los perros curiosos. ¡No menos de tres compis de cuatro patas se reunieron alrededor de la casa rodante, como si hubieran oído que aquí se servía el desayuno de los campeones! Y el invitado sorpresa fue un perro gigantesco, un pastor caucásico, que más que un perro parecía un oso con peluca canina. ¡Dios mío, este chaval era más grande que todos nosotros juntos!
Eso sí, estábamos en un sitio para pernoctar que era como un paraíso perruno - al lado de un río. ¡El escenario era perfecto, pero mi vejiga tenía otros planes! Las ganas de hacer pis me estaban dando la lata desde que llegamos. Pero resistí, ¡soy un perro con autocontrol!
Luego nos lanzamos al "centro" de Ushguli. Pero el "centro" era más una idea vaga que una realidad. Ni tiendas, ni centros comerciales, ¡ni siquiera una máquina expendedora de snacks para perros! Pero, atención, aquí se llevan la palma con las torres viviendas. Son como los rascacielos de la Edad Media. Y están en plena reconstrucción, convertidas en hoteles y hostales. Pero ojo, también había un matón peludo, un perro grandote que decidió hacerme una muesca en el flanco. Por suerte no me causó heridas graves, pero aún me duele un poco y mi ego quedó un poco chamuscado.
Después de explorar Ushguli partimos hacia Babili por carreteras que parecían hechas para sacudir a los perros. En un pueblo (cuyo nombre se me olvidó, ¡soy un perro, no un GPS!) encontramos una estatua gigante de Stalin en el jardín de una casa. ¡Vaya vecinos más extravagantes! Resulta que tiene una historia muy curiosa: después de la desintegración de la Unión Soviética la enterraron para rescatarla de la destrucción. Georgia siempre guarda sorpresas peculiares.
Y como no podía faltar, pasaremos la noche en otro lugar idílico, al lado de otro río. Cruzad las patitas para que esta vez pueda mantener a raya mis ganas de mear.
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