Hoy combinamos la productividad con la diversión, y mis dos guardianes del dinero, mi papi y mi títo, sacaron sus billeteras y les hicieron sudar.
Me desperté sintiendo la brisa marina en mi pelaje, porque habíamos pasado la noche en la cámper en la costa. Mi papi Edu es un auténtico pez fuera del agua, así que por la mañana se aventuró al mar para un chapuzón matutino en la costa rocosa. Mientras él se zambullía, yo me quedé en la orilla, tratando de comprender por qué a los humanos les gusta tanto el agua salada. ¡Esto del mar no es para mí!
Después de recoger el campamento subimos a nuestro coche y nos dirigimos a Önudeniz, un pueblo que es tan turístico que hasta los flamencos rosados venden souvenires. La razón de nuestra visita era seria: tito Javi necesitaba ver a un médico por sus problemas oculares. Aparcamos la cámper y nos aventuramos en lo que parecía un set de grabación de una película de comedia. ¡Gente por todas partes!
Después de la visita al médico todos teníamos hambre, así que decidimos comer en el restaurante que estaba convenientemente al lado del médico. Pedimos hamburguesas que eran tan gigantes que pensé que eran para alimentar a un elefante. Intenté robar una, pero mi papi Edu me atrapó. Mi papi dice que se siente engañado porque la comida salió bastante cara.
Repostamos el coche el una gasolinera y allí también se sintió engañado porque el precio del diésel en Turquía ha subido considerablemente.
Tuvimos que dirigirnos a Fethiye para encontrar otro de los medicamentos que tito Javi necesitaba. Visitamos más farmacias de las que tengo patas, pero ninguna tenía lo que necesitábamos. Empecé a pensar que estos medicamentos eran más raros que un perro gato.
Luego decidimos hacer una parada en el pueblo abandonado de Kayaköy, que parece un decorado de película de terror, pero sin monstruos. Este lugar solía estar lleno de vida, hasta que un día todos decidieron mudarse y dejaron atrás sus casas y tiendas. Al menos no tuvimos que preocuparnos por encontrar una heladería cerrada.
Finalmente, al caer la tarde, llegamos a un lugar en un bosque para pasar la noche en la cámper. El lugar es hermoso, pero hay tanta basura que me sienti como si estuviera en una versión canina de "Limpieza Extrema". ¡Mi papi Edu tuvo que ponerme una correa para que no comenzara a limpiar por mí mismo!
Bueno, amigos, no importa cuántas locuras ocurran, siempre es divertido estar con mi papi Edu y tito Javi. Y ahora este peluche se va al estuche.
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