En un solo día estuvimos en dos lugares magníficos, aunque tuviéramos que desplazarnos varias horas en coche.

Habíamos tenido una pernocta de lo más tranquila en el bosque al pie del cerro, a pesar de la multitud de perros, perras y cachorros alrededor. Ya sabéis, cuando tienes tanto pelaje como yo, siempre eres el centro de atención.
Por la mañana, después de nuestra rutina matutina, decidimos subir al cerro, donde nos aguardaba un paisaje que quitaba el aliento. Rodeados de rocas y con unas vistas espectaculares, sentí que el mundo entero estaba a mis patas.
Pero aquí viene el giro - nada más que bajar al sitio donde habíamos dormido salimos en coche. Oh, cómo odio ese vehículo de cuatro ruedas. ¿Por qué no podemos quedarnos en el mismo sitio y disfrutar de las vistas y visitas caninas todo el día?
El viaje en coche se hizo eterno, casi 3 horas de carreteras secundarias, con las curvas, sacudidas y baches que tanto detesto. Pero al final, llegamos a un lugar mágico - las montañas de Nallıhan, también llamadas las montañas de arco-iris. Sí, amigos míos, las Rainbow Mountains. ¡Qué maravilla! Estas montañas son como una paleta de pintor explotada en la naturaleza, con colores que te dejarían pensando si hemos entrado en el mundo de los sueños.
Nuestro vehículo todo terreno nos llevó por caminos de arena, dejándonos en un lugar que la guía de viaje mencionaba como uno de los sitios más bonitos. Era hora de comer y mi papi desplegó el campamento (estos veinte segundos que tarda en subir el techo de la célula). Comimos en la cámper, mientras yo miraba con envidia a papi y tito Javi disfrutando de un manjar humano. Pero, bueno, nadie puede resistirse a estos ojitos de perrito, ¿verdad?. Pues, ellos sí.
La comida fue seguida por la siesta, que se fusionó perfectamente con la merienda. Una bonita puesta de sol nos acompañó, pintando el cielo con tonos cálidos y dejándonos sin palabras. Decidimos quedarnos a dormir en medio del desierto, rodeados de tranquilidad y estrellas. Y aunque no soy fanático de viajar en coche, cada uno de estos destinos hace que valga la pena cada momento viajando en cámper.