Día 202

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Hoy tambíen empezamos igual de lento que ayer, mi papi haciendo sus movidas matutinas y yo aprovechando para roncar un poquito más. Dice que es para que yo recupere fuerzas, pero estoy convencido de que en realidad está un poco harto de ver tantas piedras viejas y monumentos históricos. ¿Es que no puede apreciar una buena siesta bajo el sol?

Después de lo que pareció una eternidad, finalmente nos pusimos en marcha. Y, ¡horror!, nos metimos en ese vehículo demoníaco que tanto me estremece. Pero, lo creáis o no, ya le estoy cogiendo el truco a eso de viajar en coche. Aún así, sigo pensando que cuatro patas son más eficientes que cuatro ruedas, pero ¿qué le vamos a hacer?

Conducimos durante una hora por carreteras rurales y llegamos a un pueblo que tenía un castillo en una península en el mar. La verdad es que no lo sé con certeza porque no nos acercamos mucho. A estas alturas, los castillos y yo somos como el agua y el aceite, no nos mezclamos. Eso sí, desde fuera parecía una fortaleza bastante chula.

Entonces no nos quedamos allí admirando la arquitectura, sino nos dirigimos a una playa algo escondida. Encontramos una calita espectacular con poca concurrencia, ¡justo como a mí me gusta! Mi papi se lanzó al agua, pero yo preferí quedarme en tierra firme. No sin antes dedicarme a mis entretenimientos playeros habituales: pedir comida a los vecinos, arrojar arena a los vecinos, cavar hoyos y, por supuesto, convertir la toalla de mi papi en un auténtico campo de batalla. También me di un atracón corriendo por la orilla como si no hubiera un mañana. Como podréis apreciar, mi forma física está mejorando. Aunque, ¡ser tan divertido es agotador!

Por desgracia no pudimos pasar la noche en esa paradisíaca playa, así que otra vez nos subimos al coche del demonio y en un pispás hallamos un lugar impresionante para dormir, una alcantarilla con vistas al mar. Aquí el sonido del mar es el rey absoluto, y aunque no haya viento, su música tiene su encanto. ¡Hasta el ruido puede ser relajante cuando se trata del mar! O, ¿quizás no...?

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