Day 66

Murol - Saint-Genès-du-Retz

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¡Habíamos dormido de lujo junto al montón de lava, como si estuviéramos en el hotel cinco estrellas de Mordor! A medianoche llegó otra furgoneta, pero se fueron tan temprano que ni me dio tiempo a ladrarles un “¡Buenos días!”.

Después de nuestra rutina matutina – la de siempre: estiramientos perrunos y desayuno estilo gourmet para mi papi – bajamos en coche al aparcamiento del castillo de Murol. Subimos andando hasta la entrada del castillo, pero aunque a mí me dejaban entrar (¡perros bienvenidos!), el precio de la entrada nos hizo salir corriendo como si hubiéramos visto un fantasma medieval.

De vuelta al coche, nos dirigimos al lago de Chambon y específicamente a la playa de Murol. ¡Qué paseo tan chulo! El lago, las montañas, los volcanes de fondo… ¡Era como estar en una postal viviente!

Luego, subimos al puerto de montaña, el Col de Guery. ¡Menudo viaje más espectacular! Nos detuvimos un par de veces para hacer fotos y selfies en el mirador de Roches Tuiliere et Sanadoire. ¡Las selfies salieron tan bien que nos sentimos como influencers perrunos!

En el pueblo de Orcival, hicimos una parada técnica para comer. Había tanto por hacer que decidimos saltarnos la siesta (¡sacrilegio, lo sé!). Antes de seguir, nos detuvimos brevemente en el pueblo para que mi papi pudiera echar un vistazo a la basílica de Orcival. También queríamos visitar el castillo de Cordes, pero estaba cerrado. ¡Qué lástima! Tendremos que dejarlo para otro día de aventuras.

Así que nos subimos de nuevo al coche y nos acercamos al aparcamiento para subir a dos volcanes: Puy de la Vache y Puy de Lassolas. Empezamos por el Puy de la Vache. El camino estaba bien preparado, con escaleras y todo. Un paseo de unos dos kilómetros, pero con un desnivel que te dejaba la lengua fuera (¡y no solo a mí!). Nos encontramos con un montón de niños en una excursión escolar. ¡Qué divertido ver sus caras cuando un perro aventurero como yo sube al volcán con ellos!

Las vistas desde la cima del volcán eran impresionantes. El Puy de Lassolas está justo al lado, así que cruzamos de una cima a la otra sin perder altura. Después de disfrutar del paisaje, bajamos por el otro lado. Aquí no había escaleras, solo una bajada pronunciada por la grava volcánica. ¡Mis patitas parecían estar en una cinta de correr de gimnasio! La ruta fue increíble, y al final, un paseo por un bosque de cuento de hadas.

Salimos en coche de aquella zona maravillosa, el parque natural regional de los volcanes de Auvergne, y seguimos la ruta hacia el norte. Después de una parada rápida en un Aldi para hacer compras, encontramos un lugar perfecto para pasar la noche en el campo. Un sitio tranquilo con árboles, una mesa de picnic de piedra y una paz que se podía cortar con cuchillo.

Joan

Que bonito 😍

Yoo

Super

Joan

Súper

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