Que día más divertido hemos tenido hoy. Después del desayuno salimos del pueblo y justo donde nos metimos en el campo hubo unas cuantas cabras en una granja aplaudiendo y deseándonos un buen camino, como espectadores en una maratón. Subimos por una carretera de tierra rodeada de pinares. De una casa salieron dos perros grandes que también querían ser mis amigos. La pequeña una adolescente y el grande todavía cachorro. Como ayer con las beagles, caminaron varios kilómetros con nosotros.
Vimos un sitio donde podíamos visitar unas ruinas (las ruinas de Bobastro) y decidimos ir a verlas porque un poco de cultura nunca viene mal. Los otros dos perros también entraron con nosotros. Una guía explicó lo que había, una iglesia mozárabe y un na ciudad entera. No queda mucho de la iglesia porque tiene ya más de mil años y es como tallada del Roque. Después de la visita mis nuevos amigos se quedaron con los guías y nosotros seguimos el camino. Más arriba más arriba y casi en la cima paramos para comer y descansar.
La bajada fue muy complicada porque madre mía qué malos caminos hacen; era más el cauce de un arroyo y tardamos un huevo en llegar abajo, al pueblo El Chorro. Bueno, pueblo no es, más bien una aldea con un hotel donde obviamente no puedo entrar. Entonces seguimos caminando un par de kilómetros, otro vez arriba, al camping donde estamos ahora. Está muy guay, también dormimos debajo de un olivo pero no es lo mismo. Y hay mucha gente pero todos hablan inglés. Dice papi que son los que les gusta colocarse en los roques. Bueno ellos hacen lo que quieran, yo prefiero quedarme en la tierra con cuatro patas.