con mi papi, delante del Palacio Nacional de la Cultura
Sofía
Sofía
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Aquí vamos a dormir, en Sofía
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El tema de hoy ha sido la visita a Sofía, y aunque normalmente las ciudades no nos gustan demasiado, hemos pasado un gran día en la capital de Bulgaria.
Por la mañana nuestro sitio de pernocta pareció aún mas bonito y más discreto que nos habíamos imaginado. Solo pasó un cazador en su coche pero ni siquiera nos vio. Y aunque el barro en el camino a veces parecía mantequilla, no tuvimos ningún problema para salir a la carretera. Estábamos a solo media horita de Sofía. Las afueras de la ciudad no son precisamente atractivas; se ve mucha decadencia. Encontramos un buen sitio para aparcar, al lado de un estadio de fútbol. Desde allí comenzamos nuestra exploración a pie. Vimos un poco las cosas típicas: una catedral ortodoxa, unas cuantas iglesias más, monumentos a la guerra, Y, lo que más le gusta a mi papi: un montón de estos edificios de la época comunista. En la Plaza Sveta Nedelya mi papi y mi tito se comieron unas pizzas en la terraza de un restaurante muy agradable, y dicen que además las pizzas estaban buenísimas. Paseamos por la calle comercial Vitosha Bulevard, hasta un parque delante del Palacio Nacional de la Cultura y desde allí volvimos andando al coche. Aunque se ve que Sofía es muy grande, el centro es bastante compacto y sorprendentemente agradable.
Ahora estamos en las afueras de Sofía, en un tipo de aparcamiento para autocaravanas. Se parece mucho al Parking Caravana en Sevilla, donde vivía nuestra cámper, porque hay muchas autocaravanas aparcadas y también hay sitio para pernoctar. Es muy tranquilo y agradable porque desde la puerta de la cámper vemos el campo.
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