La niebla nos retuvo, la ciudad nos puso a prueba y el diésel casi se nos escapa. Un día sin turismo, pero lleno de pequeñas aventuras y decisiones improvisadas.
Hoy paseé por un pueblo congelado en la guerra, exploré una Pequeña Rusia en silencio absoluto y presencié una ducha libre que nadie había pedido. Acabamos durmiendo entre pinares, con la historia aún oliendo a piedra vieja.
Hoy cumplo once años en Zaragoza. Por la mañana hay Belchite y caminos largos. Por la tarde pastel perruno, una vela con el once y un regalo nuevo. Día completo, vida completa.
Un monstruo de acero plantado junto al río, ruinas que asoman como recuerdos y un final perfecto a orillas del Ebro. Hoy viajamos despacio, con frío, viento y muchos pusis vigilando cada paso.
Hoy olí piedras con mil años, crucé pasarelas sospechosas en brazos y sobreviví a un túnel oscuro lleno de barro. Trece kilómetros después encontré un sitio perfecto para dormir y planear más travesuras.
Salimos sin rumbo, paramos en un cementerio que da paz en vez de miedo y acabamos durmiendo donde nos pilla la noche. Así empiezan las mejores escapadas.
Off-road, curvas, monasterios históricos y vistas de infarto: hoy despedimos la escapada con un día que mezcla aventura, historia y relax en la cámper.
¿Un pueblo fantasma, una iglesia modernista y vistas que quitan el aliento? Hoy nos perdemos por carreteras de curvas y rincones sorprendentes.
Después de más de un mes en Berga y dos pasos por el taller, por fin volvemos a rodar. Es día de Constitución, la pelu está cerrada y la cámper nos lleva hasta un rincón precioso cerca de Bonastre donde todo vuelve a encajar.