Día 97

Flensburg (DE) - Skanderborg (DK)

Geluidsbestand

¡Guau, amigos perrunos y humanos aventureros! Hoy hemos entrado en el país número 8 de esta épica travesía: Dinamarca. Para mí, este es el país número 26 que he marcado con mi huella perruna, ¡toda una gesta de cuatro patas! Mi papi Edu, ese ser humano intrépido, ya tiene 61 países en su lista de aventuras, pero Dinamarca era un misterio sin resolver para ambos.

La mañana comenzó en Flensburgo, en el norte de Alemania, pegaditos a la frontera con Dinamarca. Mientras yo descansaba en la cámper, mi papi se fue de compras al Centro Comercial Citti, que estaba justo enfrente de la zona de autocaravanas. ¡Menudo centro comercial, casi un Citti en sí mismo! Luego, hicimos una parada técnica para repostar combustible, ya que en Alemania es más barato que en Dinamarca. ¡Cosas de humanos y sus números, yo solo me ocupo de mis huesos!

Teníamos planes de explorar la pequeña ciudad de Flensburgo, que prometía ser tan pintoresca como un cuadro de perros jugando al póker. Sin embargo, cuando buscábamos un aparcamiento, el cielo decidió echar una buena llorera. Lo que vimos desde el coche tampoco era para tanto, y yo no quería mojar mi pelaje, así que decidimos seguir hacia la frontera.

Cruzar la frontera fue pan comido, o mejor dicho, ¡hueso roído! Había una caseta de aduana, pero nadie nos paró. ¡En un abrir y cerrar de ojos estábamos en Dinamarca! Conducimos un buen rato por la autovía, porque la lluvia seguía siendo nuestra compañera inseparable.

Por la tarde, casi en el ocaso, buscamos un lugar para pernoctar pero primero nos topamos con un sitio interesante que el punto más alto de Dinamarca. ¡Sí, lo habéis oído bien! Conquistamos la colina más alta del país, que se alza a unos imponentes 170 metros sobre el nivel del mar. ¡Qué pasada! En la cima, había un monumento curioso con un doble arco de triunfo y un sendero que serpentaba por el campo.

Mientras paseábamos, vimos pequeñas señales con un dibujo de un perro y algo escrito en danés, "hunde er ikke tilladt". Suponíamos que significaba que los perros debíamos ir con correa, pero luego descubrimos que en realidad ¡no podíamos ir por ese sendero! ¡Oops! Aún así, fue divertido porque nos encontramos con un montón de vacas curiosas. Al principio, pensamos que venían a por nosotros, ¡quizás para invitarnos a una fiesta bovina! Pero no, solo querían saludarnos.

Después del paseo, subimos a la torre del monumento arco. Tuvimos que pagar con tarjeta para abrir la puerta porque no había nadie para cobrar, ¡la tecnología moderna, amigos! Desde allí, las vistas eran perrunamente impresionantes.

Ya eran casi las ocho cuando finalmente llegamos al sitio donde íbamos a dormir, a unos cinco kilómetros de distancia. Aunque la pernocta libre en Dinamarca no está permitida, creemos que aquí estamos a salvo. Es un aparcamiento en el campo, al inicio de unos senderos, y no estamos solos. Ya había otra furgoneta cuando llegamos, y más tarde llegaron dos más. Si la policía aparece, ¡multarán a los otros camperistas y nosotros podremos huir como canes veloces! Ja, ja, ja.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
9 + 2 =
Resuelva este simple problema matemático y escriba la solución; por ejemplo: Para 1+3, escriba 4.