Valle de Ojén - Los Barrios - San Roque

Aquí estoy de nuevo. Esto quiere que decir que todavía estamos vivos y ningún bicho ha venido a matarnos. Pero una vez, casi por la mañana ya, tuve que defendernos. Un animal grande (no sé si fue un lobo o un jabalí u otra cosa), se acercó demasiado a nuestra tienda. Cuando dije ¡wuwuwuf! por supuesto salió corriendo.
Y ¿que hemos hecho hoy? Pues, caminar. Y mucho. Y no todo por el GR-7. Nos levantamos a las siete y pico. Con la luz de su linterna papi recogió la tienda y todas las cosas y ya antes de las ocho nos pusimos en marcha. El Valle de Ojén es realmente bonito, el camino fácil aunque esta calzada de grava no es muy cómoda para mis patitas (prefiero el asfalto).
Ya salido del valle nos sentamos un rato delante de un restaurante. Papi quería desayunar allí pero estaba cerrado. Pero el dueño vino a saludarnos, era un tío muy amable y papi charló un rato con el. Antes de que se fuera nos regaló un huevo super grande y recién puesto, estaba caliente todavía. No entiendo cómo una cosa tan bonita y rica puede salir del coño de un pájaro tan feo como la gallina. Pero nunca sabremos como sabe este huevo porque no sobrevivió el viaje en la mochila :-(
Un poco más tarde papi desayunó en la cafetería de una gasolinera. A partir de allí perdimos el sendero. Es que hay muy pocas señales. Pero llegar a Los Barrios no fue demasiado complicado.
Los Barrios es un pueblo bastante bonito y agradable. Tomamos algo en un bar y luego descansamos un poco en un parque.
En su móvil papi encontró un hostal que está a "solo" ocho kilómetros de Los Barrios y a poca distancia de por dónde sigue el GR-7. Así que cortamos un poco la ruta. Ahora estamos comodísimos en el hostal (la habitación es muy grande y tiene una terraza con vistas a la autovía) y mañana conectaremos con la ruta. Han sido muchos kilómetros (creo que 28 o algo así) pero ha merecido la pena. Y ahora... a dormir. Como veis aquí no me cuesta ningún trabajo.