Con lo bien que comenzó el día... un poco mal acabó. Nada grave pero... bueno, ya os cuento.
Pues en el camping habíamos dormido bastante bien pero no os creáis, por la noche tuvimos visita de un jabalí. No lo vi y tampoco vino a robar nuestra comida pero podía escucharlo caminando por el camping y dijo "oink oink". Y por la mañana cuando salí de la tienda vi a un pastor con sus cabras caminando por el camping. Guay ¿no?
Después del desayuno en el comedor del camping nos pudimos a andar. Fue una ruta muy bonita y agradable, por bosques y campo y con vistas impresionantes. No tardamos mucho en llegar al pueblo Valle de Abdalajís. Como os podéis imaginar el pueblo está en un valle y la gente habla español, a pesar del nombre del pueblo que a mí me suena más bien árabe.
En el pueblo comimos y aunque se supone que es el final de la etapa, seguimos andando porque no hay hoteles donde soy bienvenido. Además era muy temprano. En un sitio con muy bonitas vistas paramos un rato para dormir una siestita. Pero yo no tenía tiempo para dormir porque primero tenía que acabar con todas esas moscas. Ni tapado con mi mantita me dejaban en paz.
Caminamos más todavía, todo muy bonito por el campo. Y cuando el sol estaba ya a punto de ponerse vimos un sitio muy bonito para dormir, al lado de un arroyo seco. Pero... ahora viene... al pasar por aquél arroyo papi perdió su móvil. Se había caído de su bolsillo y no había manera de encontrarlo, ni con mi olfato porque este es más dirigido a comida y pelotas. Buscamos más de media hora entre las piedras y la hierba pero nada.
Bueno... con el móvil dado por perdido (y con ello también el GPS y mi herramienta para escribir en mi blog), papi puso la tienda (que a pesar de mi ayuda le costó bastante trabajo, por el viento) y nos acostamos. La verdad es que estábamos muy a gusto allí dentro de la tienda en el medio del campo, y dormí como un bebé. Hasta las once y pico que era cuando escuchamos el móvil que cada pocos minutos decía "pin pin". Papi salió de la tienda y en calzoncillos y con chanclas se metió en aquel cauce del arroyo para localizar el móvil por el sonido, pero sin resultado. ¿Qué íbamos a hacer entonces? Pues ¡a dormir!