Me imaginaba que hoy otra vez tocaba caminar pero el día fue mucho mejor que me podría haber imaginado. Con mis papis Edu y Carlos comenzamos el día muy tranquilamente, ya pronto me di cuenta que no íbamos a ir a ningún sitio. Y sorpresa sorpresa sobre la una, estábamos en la calle, de repente vi al coche de mi Tita María y Tito Juanjo. Habían venido otra vez para verme, ¡yupiiiii! No te puedes imaginar qué contento me puse cuando salieron del aparcamiento. Pasamos un gran día: conseguí muchos cachitos de beicon en un restaurante que tiene el mismo nombre que uno de mis apodos: Pomodoro. Luego fuimos a comer de verdad y conseguí más cosas muy ricas. Después de la comida subimos de nuevo a la Colegiata pero esta vez en coche. Qué sitio más bonito es esto, allí podía correr mucho y jugar con la pelota. Lo que arriba no había era café y pasteles entonces bajamos a un sitio donde anoche también estuve. Es un tipo de parque con mucha vida y muy buen ambiente.
Pero todo bueno tiene que terminar en algún momento: por la tarde mis titos y mi papi se montaron en el coche para volver a Sevilla. Pero me prometieron que van a volver muy pronto. Muchísimas gracias a mis titos y mi papi por venir a Antequera y hacerme pasar un día inolvidable.
Yo me quedo aquí con mi papi Edu; imagino que mañana vamos a seguir nuestras exploraciones por el sendero. Ayyy a ver si esta noche se me quitan un poco las agujetas.