Día 91

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La ubicación para pasar la noche era un festín para los ojos... ¡y el estómago! Claro, tuve que hacer un par de pausas para hacer pis, pero en realidad, estaba en una búsqueda incansable de las sobras de las barbacoas de los humanos que habían dejado migajas de felicidad en el suelo. Aunque parece que mi papi tiene un don para entender mis intenciones culinarias caninas.

La mañana nos sorprendió con un espectáculo digno de un Óscar para mascotas. Un pastor con su rebaño de ovejas pasó junto a nuestra cámper. No sé si estaba buscando consejos sobre estilo, pero me quedé observando su lana y sus patas peludas, preguntándome si yo también podría unirme a la manada.

Luego nos dirigimos a la ciudad de Bitlis, que dicen es una joya turca con casas en estilo otomano. Pero la ciudad parecía estar bajo una remodelación extrema. En lugar de calles parecía que habíamos entrado en una competición de "quién puede hacer más ruido de construcción". Además, el calor era más fuerte que el deseo de un perro de salir a pasear.

Sin embargo nos aventuramos a recorrer las calles y aunque no pude degustar la comida típica de la ciudad, disfruté del ambiente turco tradicional. Mi papi y mi títo Joan se lanzaron al plato estrella: cordero a la brasa con pan. Dicen que fue una delicia que podría hacer babear a un dogo. Aunque yo podía entrar en el restaurante, lamentablemente no me invitaron a la fiesta culinaria. ¡La discriminación canina en su máxima expresión!

Luego partimos hacia Nemrut Krateri, una maravilla natural que no te dejará indiferente. Es una montaña con un agujero en el centro, y, ¡oh sorpresa!, un lago en medio. De camino al cráter mi papi se convirtió en el héroe del día al rescatar a un coche turco que se había quedado atascado en un agujero. Siempre me sorprende cómo los humanos se ayudan mutuamente.

Bajamos al lago, donde nos encontramos con un desfile de parrillas, mantas de picnic y familias felices. ¡Y había sobras por todas partes! También hicimos un avistamiento de una tortuga, que rápidamente pasó a la categoría de "mascota potencial" en mi mente.

Finalmente nos retiramos a un lugar apartado, lejos de las multitudes, con vistas al lago. Aquí no hay señales de vida humana, solo la belleza de la naturaleza en su esplendor. ¿Quién necesita una ciudad cuando tienes vistas tan espectaculares? Estamos en medio de la nada, ¡y nos encanta. ¡Guau-guau!

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