La lluvia no entiende de horarios ni de caminos, pero yo sĂ: sigo el olor de la aventura. Entre niebla, uno de los pueblos más bonitos del paĂs y una carretera que no lleva a ningĂşn sitio, descubrĂ que a veces eso es lo mejor.
en plena naturaleza 🌲
Entre llamas que escupen, fotĂłgrafos que posan y tĂşneles que llevan de Francia a España, papi y yo vivimos un dĂa de altura. Literalmente: más de dos mil metros de pura aventura y humor montañero.
Hoy descubrà que los “circos” de los Pirineos no tienen payasos, pero sà carteles que parecen una broma. Dos montañas, tres prohibiciones y un papi decidido a hacer fotos aunque me toque vigilar la camper. ¡Menos mal que en el Col du Tourmalet los perros sà dormimos calentitos!
Entre montañas gigantes y viento siberiano, descubrà el circo más serio del mundo: el de Gavarnie. Sin payasos, pero con rocas que hacen de público y un papi que casi se convierte en contrabandista.
Hoy exploramos Toulouse a pata, vimos iglesias, puentes y hasta un Beluga XL de Airbus volando como un camiĂłn gigante. Terminamos la jornada a orillas del rĂo Garonne, tranquilos y solos.
Entre arcos de piedra y cuevas misteriosas, saltos, olisqueos y aventuras: un dĂa de exploraciĂłn que parece sacado de un cuento.
Hoy empezamos el dĂa “tempranĂsimo” a las once, vimos un lago que no se dejaba pasear, una Venecia sin agua, un cañón de postal y acabamos huyendo de un evento misterioso hasta un claro secreto.
Hoy me tocĂł ser perrogrino de montaña: vallas que saltar, humanos lentos que adelantar y un camino donde los coches rugĂan a noventa mientras yo olĂa cada matojo como si fuera sagrado.
CreĂa que el despertador era una amenaza nuclear, pero resultĂł que papi solo querĂa madrugar… a las once. Entre compras sin mĂ y un rĂo secreto, acabamos en un paraĂso de siesta y pradera.
Subimos al Puy Mary por un sendero empinado, vimos el sol esconderse tras las colinas y bajamos casi a oscuras. Todo después de cataratas sorpresa, presas gigantes y carreteras de montaña.
Hoy conquistĂ© una playa escondida, juguĂ© hasta enterrar la pelota tres veces, sobrevivĂ a una carretera con más curvas que una serpiente y acabĂ© vigilando un lago secreto solo para mĂ.
Un lago bonito, pero con cartel de “perros prohibidos”. Compras XXL, siesta Ă©pica y final feliz junto al rĂo Vienne, con toda la pradera solo para mis patas.