Día 267

Limnochori

Geluidsbestand

Hoy os traigo una de esas aventuras que no salen en los folletos turísticos pero que son igual de importantes: un día completo de nada. Y cuando digo nada, me refiero a NADA de nada. Ni mover la cámper, ni explorar, ni siquiera asomar el hocico demasiado fuera. Aquí seguimos, en la zona de picnic donde dormimos anoche y donde, si no pasa nada raro, repetiremos esta noche.

La verdad es que estamos super a gustito. Nadie nos molesta, el viento parece olvidarse de nosotros gracias a unos árboles estratégicos, y aunque llueve (bastante, por cierto), eso no nos quita la calma. Mi papi ha estado haciendo "cositas en casa" (creo que así los humanos llamáis a esas tareas misteriosas que os mantienen ocupados mientras yo os observo desde la cama). Y yo, amigos míos, me he dedicado a recuperar horas de sueño como si estuviera entrenando para las Olimpiadas de la Siesta Perruna.

¿Sabéis ese dicho de “el que mucho corre, poco descansa”? Pues yo llevaba semanas acumulando un déficit de siestas. Entre explorar nuevos sitios, ser la cara bonita del canal de YouTube y supervisar cada comida (recordad, ¡mi pato de goma siempre antes de comer!), estaba exhausto. Hoy, por fin, he vuelto a mi estado óptimo de energía perruna: descansado y listo para más aventuras... cuando escampe.

Eso sí, seguimos sin ver el lago ni el parque nacional que están por aquí cerca. ¿Que si me da pena? Bueno, un poco, pero si algo he aprendido de nuestra vida cámper es que a veces, quedarse quieto es la mejor forma de disfrutar. Y oye, aunque no haya paisajes espectaculares que enseñaros hoy, este rinconcito tranquilo bajo la lluvia tiene su magia.

Mañana quizá volvamos a la acción, pero hoy... hoy estamos practicando el arte noble del descanso absoluto.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
6 + 10 =
Resuelva este simple problema matemático y escriba la solución; por ejemplo: Para 1+3, escriba 4.