¡Hola, manada digital! Aquí estoy, Chuly, reportando desde el cuartel general de la furia peluda ( o sea la casa de mi tito Joan y la Yaya). Mi papi y mi tito Joan se han ido a una fiesta. ¿Y adivinad qué? ¡No fui invitado! Sí, yo, el alma de cada aventura, me quedé atrás como un saco olvidado de pienso (que por cierto está asqueroso).
Mientras ellos se ponen hasta las orejas con comida de humanos —que seguro incluye algo delicioso y prohibido para mí—, aquí estoy, fiel al deber, comiéndome mi triste menú de bolitas sospechosas. ¡Ah, qué injusticia perruna! Pero bueno, como soy un profesional del entretenimiento, os dejo unas fotos. Así os podéis imaginar cómo sería esta fiesta con un toque de estilo Chuly. ¡No os olvidéis de invitarme a vuestra próxima juerga, eh!
Súper comida