Día 21

Barendrecht - Hoek van Holland 🇳🇱 ⛴️ 🇬🇧 Harwich - Ardleigh

Geluidsbestand
267

Estaba yo tan a gustito, rodeado de humanos conocidos que me daban mimos, sobras de comida (cuando papi no miraba) y hasta un sofá solo para mí. Cinco días con la familia de papi Edu: tito Antonio, tita Wilma, los primos Lars y Britte... y el primo-gato Tom, que más que primo parecía un ninja. Porque apareció dos veces y desapareció otras diez. No entiendo a los gatos. Tienen el poder de volverse invisibles. Yo lo he intentado con mis orejas, pero no cuela.

La mañana empezó con abrazos y despedidas. Primero Antonio y Lars se fueron al trabajo. Me dio penita, lo admito. Luego, ya con las mochilas listas, nos despedimos de Wilma y Britte, que estaban algo tristonas. Y Tom... bueno, Tom estaría en su cueva ninja, como siempre. A saber.

A las once salté al coche con energía, pensando que íbamos al parque o algo así. Pero no. Fuimos al Maassluis, al Lidl. Bien pensado, tampoco está tan mal. Nuestra despensa daba pena y la nevera estaba más vacía que un hueso en una convención de carnívoros. Papi compró de todo, pero nada que crujiera o que oliera a jamón. Fatal.

Después fuimos al puerto de Hoek van Holland. Allí empezó lo raro. Una señora nos pidió los pasaportes. El de papi, bien. El mío... pues mira tú, también. Pero además, sacó una máquina que hacía bip y me la pasó por el cuello. Ahí está mi chip, claro. Yo pensé: “¿Y si en vez de mi chip detecta mi última travesura?” Por suerte, no sonó ninguna alarma.

Nos tocó esperar delante de un semáforo con barrera, viendo cómo los camiones subían al barco. Un desfile aburrido, sin música ni croquetas. Cuando por fin nos tocó subir, papi Edu se fue por unas escaleras y me dejó en la cámper. ¡En la barriga del barco! A ver, yo no tengo miedo, pero las paredes metálicas hacen ruidos raros y todo huele a motor, a sal y a... camión.

Resulta que el barco tenía más plantas que un centro comercial: garajes, restaurantes, bares, tiendas, salones y dos pisos de camarotes. Pero papi dijo que no habíamos reservado camarote porque costaba casi 70 euros y eran “solo” seis horas y media. Solo. SEIS. HORAS. Y. MEDIA. En un garaje flotante.

Mientras yo vigilaba la cámper como un campeón (con alguna siesta táctica), papi Edu se lo montó bien: comió, durmió, vio cosas en la tele, paseó, trabajó en el portátil... o eso dice. Yo creo que se aburría igual que yo. Encima, cuando ya casi llegábamos a Inglaterra, el barco frenó. Anunciaron que llegaríamos media hora más tarde por “tráfico”. ¿Tráfico? ¡Pero si no se veían ni patos! Papi refunfuñó como cuando pierde la conexión del WiFi.

Al final, pasadas las ocho de la tarde (hora inglesa, que va una hora por detrás), se abrió por fin la compuerta del garaje y me liberaron. Pero yo no tenía cuerpo para andar. Me metí directo en el asiento del coche, como si nada. Vamos, que ni olí el barco por fuera. Directos al control de pasaportes. Larga cola. Larga espera. Esta vez nadie pidió mi pasaporte ni escaneó mi chip. Me sentí ignorado. ¿Dónde está el protocolo de entrada para perros importantes?

A las nueve salimos del puerto. Ya era casi de noche, y papi tenía cara de: “¿Qué lado de la carretera es el correcto?”. Porque sí, amigos, en Inglaterra se conduce por el otro lado. ¡TODO al revés! Yo le miraba con ojillos de “confío en ti, pero... ¿seguro que esto está bien?”

Condujimos media hora hasta un aparcamiento pequeño. Había otra furgoneta allí, más discreta que la nuestra, pero con pinta de que también dormirían dentro. A mí eso me da buen rollo. Gente sencilla, de los que saben vivir bien: sin prisas, sin hoteles, con picnic.

Antes de cenar salimos a dar un paseo corto. Pipí. Popó. Oscuridad. No vimos nada del entorno. Solo alguna sombra sospechosa y un par de arbustos que olían a zorro. Pero mañana… ¡mañana lo exploraremos todo con luz! Y si hay suerte, con algún palo nuevo que morder.

Así que aquí estoy, escribiendo esto mientras papi ronca y yo vigilo por la ventana (bueno, vale, también medio dormido). Inglaterra, prepárate: ¡ha llegado Chuly el Explorador!

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
3 + 16 =
Resuelva este simple problema matemático y escriba la solución; por ejemplo: Para 1+3, escriba 4.