¡Hoy pensé que otra vez me tocaba caminar y caminar, pero el día fue mucho mejor de lo que me había imaginado!
¡Hoy ha sido un día de relax total! Esta mañana no tenía ganas de nada.
¡Ay, qué jaleo de día! Resulta que, aunque la noche estuvo genial y todo, no pudimos dormir demasiado.
¡Pues vaya, os cuento cómo empezó y cómo acabó el día! Al principio, todo era perfecto, pero como siempre, las cosas no son tan fáciles, ¿verdad?
¡Vaya día de esos que no se olvidan! Después de mi desayuno, salimos del pueblo y, justo cuando nos metimos en el campo, ¡unas cabras de una granja nos aplaudieron!
Bueno, al final no ha estado tan mal dormir bajo el olivo. Al despertar ya era de día, ¡y el sol brilla con ganas! Así que me siento un perrito feliz y contento.
Hoy ha sido otro día supervariado. La mañana un poco regulera, la tarde brutal, y la noche… bueno, ya veréis.
Hoy no hemos caminado demasiado, dice Edu, solo 22 kilómetros. Pero ha sido un día muy completo y por dios qué sueño me entró a mediodía. Creo que debo beber café y Coca Cola como mi papi.
¡Menuda sorpresa la que me he llevado hoy, amigos! Os cuento porque todavía estoy emocionado.
¡Seis días llevamos ya dándole al GR-7, amigos! Y os digo una cosa: hoy ha sido mi jornada favorita hasta ahora.
¡Vaya día pasado por agua, amigos! Hoy os traigo las aventuras de un día donde la lluvia fue la protagonista.
¡Guau, amigos, preparaos para un *día de patas y sudor*! Hoy os cuento las peripecias del cuarto día en nuestra épica travesía por el GR-7. ¿Resumen rápido?