Esta fuente en los Jardines del Valle salpica muchísimo, y no voy a arriesgar que me moje la cabeza mientras bebe. Menos mal que alguien (supongo el dueño de otro perrito) ha puesto un bebedero metálico para el uso de todo el mundo. Y claro... si no estuviera amarrado no duraría nada, por lo cual lo ha fijado con una cadena muy fuerte. ¡Genial!
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