Después de la maratón en coche de ayer, hoy merecíamos un día más tranquilo. Salimos bastante tarde de nuestro "camping" y conducimos a un parque natural cerca de Barcelona. En realidad queríamos hacer un poco de senderismo, pero después de la comida y el aseo personal de mi papi ya era tarde. Es que habíamos quedado con mi tito Bert. Tomaron un café y pastelitos en Viena. No en la ciudad donde estuvimos el año pasado sino en un restaurante con este nombre, en Esplugues. Yo no conocía a tito Bert, pero mi papi evidentemente sí. Y a mi también me cae súper bien. Dice que también tiene dos perritas y que mañana podremos conocerlas porque han quedado otra vez.
Después de la merienda vinimos en coche a un pueblo cerca de Barcelona. Se llama Vallirana y aquí hay un aparcamiento oficial para autocaravanas. Pero al final no vamos a quedarnos en el aparcamiento porque está en una avenida principal con muchísimo tráfico y ruido, mientras al lado hay un descampado de tamaño de diez parques perrunos. Nos hemos trasladado hasta aquí y ahora estamos mucho más a gusto.