Amanecimos tras nuestra segunda noche en el mismo aparcamiento. Sí, repetimos. ¿Qué pasa? Cuando algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Además, dormir aquí era cómodo, tranquilo y con buenas vibras.
Tras un desayuno rápido y mi clásico ritual de morder al patipollo (indispensable antes de empezar el día), arrancamos el coche y en un pispas estábamos en Spisske Podhradie, un pequeño pueblo lleno de encanto. Este lugar tiene una iglesia fortificada impresionante: la iglesia de San Martín también sirvió como fortaleza en tiempos antiguos. Sus murallas y torreón aún resisten el paso del tiempo, lo que le da al pueblo una atmósfera muy especial. Pasamos media horita recorriéndolo, disfrutando de las callejuelas tranquilas y, por supuesto, haciendo fotos. Yo, como siempre, me aseguré de que las tomas fueran épicas.
La siguiente parada fue el impresionante castillo de Spis, uno de los más grandes de Europa Central y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde abajo ya impone con sus murallas y su ubicación estratégica en una colina. Subimos un poco para admirarlo más de cerca, pero no entramos porque habíamos leído que por dentro no es tan emocionante como parece. Eso sí, desde la colina las vistas son de campeonato. Yo ya me veía como el rey de estas tierras, ladrando órdenes desde lo alto.
Después, tocó parada técnica en Presov, donde encontramos un aparcamiento a las afueras para comer algo. La ciudad es histórica y tiene cosas interesantes, pero, sinceramente, no nos apetecía visitarla. A veces simplemente apetece descansar un rato, comer tranquilo y seguir rodando.
Y ahora estamos terminando el día en un lugar no muy lejos de Kosice. Estamos en el aparcamiento de una torre mirador con un diseño tan curioso que parece sacado de una película futurista. Las vistas desde aquí son inmensas, con montañas y campos que se pierden en el horizonte. La puesta de sol fue un espectáculo total, el tipo de imagen que te hace olvidar el cansancio del día. Tranquilo, silencioso y con vistas inmejorables... ¡el sitio perfecto para echarme una siesta mientras mi papi planifica el día de mañana.
Que bonito