Día 11: Beniarrés (Barranc de l'Encantà)

¡Qué día de senderismo hemos hecho hoy! Estoy destrozado, y creo que mi papi también.
Después de escribir unas cositas en mi blog salimos de la zona recreative donde habíamos pernoctado, para ir en coche a un sitio llamado "Barranc de l'Encantà, que está a menos de 200 metros, pero como el río pasa entre los dos sitios tuvimos que ir unos 6 kilómetros en coche. Cuando llegamos a este sitio había un coche como el nuestro con una vivienda como la nuestra. Bueno, el coche era más nuevo pero también un Nissan Navara, y la célula era mucho más grande que la nuestra. Papi habló un rato con los dueños, un matrimonio de Austria, y nos enseñaron su cámper y papi les enseñó la nuestra.
Luego comenzamos a hacer una ruta a pie, pero no había señales ni nada, sólo que papi la había visto en el mapa en el móvil. No parecía muy lejos, quizás 2 kilómetros por la orilla del río, luego cruzar el río y de vuelta por la otra orilla. La ida iba bastante bien; el camino se encontraba más o menos facilmente y al final bajamos al río. Podríamos haberlo cruzado saltando por las piedras, pero el sitio era muy bonito, el agua fresquita pero no demasiado y nos bañamos en pelotas.
Luego queríamos volver por la otra orilla. Allí el sendero era bastante difícil de encontrar, o mejor dicho, no existe. A los pocos minutos papi tropezó y al caerse perdió las gafas, pero no se dio cuenta hasta unos minutos más tarde. Entonces tuvimos que volver, primero encontrar el sitio donde se había caído (todas las piedras parecen iguales) y después de casi media hora buscando, menos mal... aparecieron las gafas. Ea... ¡ahora a casa!
Pero madre mía, qué difícil era caminar por aquel campo. A veces había algo que podía ser un sendero, pero no duraba mucho y todo estaba lleno de plantas con muchísimas espinas. Yo no podía caminar por allí entonces muchas veces mi papi tenía que llevarme en brazos. Luego cuando llegamos cerca del punto de partida no había manera de bajar al río. Seguimos caminando por la selva hasta al final entrar en un olivar y desde allí caminamos por caminos del campo. Y ¿sabes dónde llegamos? A la zona recreativa donde habíamos pernoctado anoche. Pero claro, el coche estaba al otro lado del río aunque en línea recta era solo cien metros. Intentamos cruzar el río vadeando pero el corriente era muy muy fuerte, no había manera. Entonces tocó caminar los 6 o 7 kilómetros por la carretera.
Cuando llegamos al coche ya eran las 6 de la tarde y estábamos reventados y todavía no habíamos comido. Apenas tenía fuerza para comer mi desayuno/almuerzo y me acosté enseguida. Y papi tampoco tardó mucho en irse a la cama.