Día 282

Audio file

Hola, amigos aventureros de patas (y sin ellas). Os cuento la odisea de hoy, porque vaya día más “morado” hemos tenido, pero no por el cielo, que estaba gris feísimo, sino por el barro y la nieve que nos complicaron la existencia.

Por la mañana, para variar, nos despertamos con lluvia. Yo, como buen perro rutinas, cumplí con mi deber: desayunar con mi querido patito de goma. Mi papi, en cambio, estaba ocupado haciendo cosas humanas (de esas que nunca entiendo) mientras yo me echaba una cabezadita. No teníamos prisa porque, sinceramente, el día no invitaba a sacar ni la trufa afuera.

Sobre las 11 arrancamos la cámper con ganas de explorar. Fuimos rumbo a la ciudad de Pejë. Pero claro, Google Maps, que parece diseñado por un gato enemigo mío, nos metió por las calles más estrechas de los barrios periféricos. Yo, desde la ventanilla, me sentía como un turista mirando desde el autobús turístico, pero sin bajarnos ni para olisquear. Eso sí, por fin conseguimos enfilar hacia el Parque Nacional Bjeshkët e Nemuna. ¡Ahí queríamos aventura de verdad!

Desde el coche todo pintaba espectacular: paredes verticales de roca, nieve en los picos... ¡una postal! Pero lo bonito se acabó rápido cuando intentamos encontrar un sitio para acampar. Primero vimos un lugar medio decente, pero estaba embarrado como para montar un concurso de resbalones. Papi dijo que subiríamos un poquito más, a ver si había algo mejor. ¡Pues vaya idea!

La carretera se hacía cada vez más estrecha y nevada. Hasta que un coche normal (de esos que no sirven ni para ir al súper con glamour) se quedó atascado y bloqueó el paso. ¿Resultado? Nosotros, en nuestra mini cámper 4x4, tuvimos que ir marcha atrás por la nieve durante cientos de metros. Y os aseguro que no es tan divertido como parece, especialmente cuando yo tengo que supervisar todo desde mi asiento.

Al bajar otra vez a la carretera principal, la cosa no mejoró. Mucho tráfico, el asfalto en algunos tramos parecía más bien una pista de obstáculos, y todos los caminos hacia prados o aparcamientos estaban llenos de nieve sin limpiar. Encontramos un par de sitios potenciales, pero... ¿sin cobertura móvil? ¡Ni hablar! Papi necesita internet para cosas de humanos, y yo necesito subir mis fotos de aventurero profesional.

Cuando ya era de noche (que aquí oscurece a las cuatro, ¡como si fuéramos vampiros!), decidimos volver al primer sitio embarrado. Pero con una pequeña victoria: justo al lado había un campo cubierto de nieve. ¡Así evitamos acabar con barro hasta las orejas!

En fin, después de tanto lío, aquí estamos, acampados en un sitio decente, aunque no perfecto. Hoy no hubo paseos largos ni olisqueos épicos, pero como dice mi papi, todo forma parte de la aventura. Yo, mientras él se queja de los imprevistos, solo pienso en lo cómodo que estoy en mi camita. ¡Mañana será otro dia!

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
1 + 0 =
Resuelva este simple problema matemático y escriba la solución; por ejemplo: Para 1+3, escriba 4.