Menudo día más mojado. Desde por la mañana hasta después de comer, no paró de llover ni un momento. Así que yo, con toda la dignidad del mundo, me instalé en la canasta de Tom. Que sí, que es para gatos. Y que sí, que es pequeña. Pero oye, no está nada mal. Calentita, acogedora y con aroma a pusi. Qué más se puede pedir.
Después de comer (aquí comen cuando yo normalmente desayuno), la lluvia seguía cayendo, pero papi Edu y su pandilla tenían planes. Paseíto hasta el centro comercial, con chubasquero y buen humor. A mí me ataron fuera, como si fuera un bolso de marca, junto a otro perro que también tenía cara de “¿qué hago yo aquí?”. Mientras tanto, papi Edu, tito Antonio y tita Wilma se paseaban por las tiendas como si fuera un safari humano. A mí ni un trocito de salchichón, por cierto.
Pero lo más raro vino por la tarde. A eso de las siete, después de la cena (que aquí se cena como si fuera mediodía), todos se pusieron en marcha... ¡en bici! Era como una etapa del Tour de Holanda. Papi Edu, tito Antonio, tita Wilma, Lars con su novia Charlize, y Britte con su novio Rutger. Todos rumbo a Rotterdam. ¿Y yo? En casa. ¡Con Tom! Menos mal que ya nos toleramos mutuamente. No hubo peleas. Ni siestas compartidas, eso sí.
¿Y a dónde fueron exactamente? Pues a un teatro enorme, con cuatro mil personas. ¡Cuatro mil! Actuaba un tal Najib Amhali, que por lo visto es muy famoso aquí. Un humorista de origen marroquí que lleva 30 años en el escenario haciendo reír a los neerlandeses con historias sobre su infancia, la vida entre culturas, y esas cosas que hacen reír cuando se cuentan bien. Y por lo que contaron al volver, este señor las cuenta muy bien.
A eso de las once volvieron todos riendo, hablando de chistes que yo no entendí (pero que seguro tenían que ver con suegras o kebabs). Última bebida del día con queso francés (nada para mí) y luego, como siempre, paseíto corto y a la cámper, que sigue en su sitio delante de la casa. Mi camita, mi manta y a dormir. Porque aunque sea un día de sofá y lluvia, un bodeguero necesita descansar por si mañana toca aventura.
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