¡Por fin sale el sol y nos ilumina con su buen rollo en esta aventura! Por la mañana dejamos atrás nuestro rinconcito de descanso en Varen y nos lanzamos hacia Laguépie en nuestro roulot. Aparcamos y decidimos explorar el pueblo. Aunque el pueblo en sí no es para tirar cohetes, ¡nos sorprendimos al subir al castillo y contemplar esa vista épica del río y el pueblo! El castillo estaba cerrado, pero no nos importó, ¡ya somos los reyes de los castillos!
¡Rumbo a Najac, el pueblo que nos tiene en jaque! Aparcamos cerca del centro y nos adentramos a explorar este pueblo colgado en una colina. Con sus calles medievales y casas chulísimas, ¡no es de extrañar que esté en la lista de los pueblos más pintorescos de Francia! Visitamos el castillo, aunque solo desde fuera porque la entrada costaba un ojo de la cara.
Y luego, ¡Cahors nos espera! Una hora de camino por carreteras rurales y sinuosas, nada de autopistas aquí. ¡Encontramos un lugar tan espectacular para almorzar que hasta las vistas se chupaban los dedos! Después de la comida y una siestecita, nos lanzamos a explorar. Resulta que estamos en el Camino de Santiago, ¡qué sorpresa tan camino-vante! Cruzamos un puente impresionante con tres torres, ¡y hasta hicimos un poco de malabarismo entre los dos lados del río!
Ahora estamos en este bosque tan tranquilo, donde apenas se oye pasar a algún que otro caminante. Seguro que dormiremos como reyes esta noche. ¡Qué día tan emocionante y lleno de descubrimientos! ¿No os parece, aventureros?
Hoooo