¿no hay mejor sitio para jugar con vuestros móviles?
nieve en junio, qué raro
ese tío está loco
echándome una siestita en el chubasquero de mi papi
Misha y Evgenia
casi hemos vuelto al principio
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🐾 Subiendo al 🪨 Kjeragbolten - Kjerag 🇳🇴 Noruega
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Dormimos como unos auténticos reyes en un sitio privilegiado entre la carretera y el lago, ¡con un paisaje que quitaba el hipo! Mi papi aprovechó la intimidad del lugar para hacerse un cambio de look: se rapó la cabeza, arregló la barba y hasta se dio una ducha refrescante. ¡Todo un hombre nuevo!
Después de esa sesión de spa al aire libre nos pusimos en marcha y, tras dos horitas en coche, llegamos al aparcamiento de Kjerag. Pero ¡ojo al dato! Nos querían cobrar 300 coronas noruegas, o sea, unos 27 euros. ¡Ni hablar! Papi decidió que bajaríamos dos kilómetros más en coche hasta un aparcamiento gratis. Un poquito de ahorro nunca viene mal. Luego tuvimos que subir a pata hasta el inicio de la ruta, pero lo hicimos en tiempo récord.
El sendero a Kjerag fue nuestra misión del día. El principio prometía ser todo un reto: súper empinado y con la gente trepando como si fueran arañas, agarrados a unas cadenas que parecían barandillas improvisadas. Menos mal que no todo el camino fue así. A mitad de camino, cuando el paisaje ya había cambiado un poquito, hicimos una pausa. Fue justo a tiempo para ver a tres jóvenes lanzarse con paracaídas (¡y uno con wingsuit!) desde el borde del abismo, a casi mil metros de altura. Bueno, en realidad solo vimos a uno saltar porque luego apareció una niebla tan densa que los otros dos prefirieron esperar mejores condiciones.
Nosotros seguimos nuestra ruta hacia la cima y la niebla se puso tan espesa que no veíamos más de 20 metros. Literalmente navegábamos entre los marcadores que otros aventureros habían puesto para no perderse. ¡Menudo desafío perruno! Finalmente, llegamos a la cima y, aunque había niebla y hacía un frío que pelaba, pudimos ver el famoso Kjeragbolten: una piedra redonda encajada entre dos rocas, colgada sobre un abismo de cientos de metros. ¡Y vaya vista espectacular! Pero para disfrutarla tuvimos que esperar a que se despejara la niebla.
Mientras mi papi sacaba fotos y selfies como si no hubiera un mañana, yo aproveché para descansar un rato envuelto en su chubasquero. En ese momento papi empezó a charlar con un hombre, Milhai, y luego se unió su mujer, Evgeniya. Resultó que eran de origen búlgaro, pero llevaban 20 años viviendo en Inglaterra. Nos invitaron a bajar juntos y, la verdad, la bajada se nos hizo mucho más amena con tan buena compañía. Papi charlaba con ellos sin parar y, antes de darnos cuenta, ya estábamos de vuelta en el aparcamiento.
Allí nos despedimos de Milhai y Evgeniya y, con una sonrisa y un nuevo par de amigos en nuestro viaje, seguimos nuestro camino. Cogimos el coche y nos pusimos a buscar un buen sitio para perrotar. Pero los lugares más cercanos a Kjerag eran muy abiertos y hacía bastante mal tiempo, con mucho viento, niebla y frío. Además, algunos sitios ya estaban más que ocupados por otros camperizos.
Finalmente, encontramos un sitio bonito al lado de un lago. Es súper tranquilo y aquí estamos a solas, rodeados de la serenidad del agua. Seguramente vamos a dormir muy bien porque los dos estamos reventados. ¡Otra aventura más para el álbum de recuerdos perrunos!
Lovely to meet you and your daddy today Chuly 😊
I most definitely will be following your adventures from now on !
For now , good night and sweet dreams !
May we all be happy and healthy to enjoy what life gives us !😘🥰❤️
Lovely to meet you and your daddy today Chuly 😊
I most definitely will be following your adventures from now on !
For now , good night and sweet dreams !
May we all be happy and healthy to enjoy what life gives us !😘🥰❤️