Día 250

Rucăr -Sfântu Gheorghe

Geluidsbestand

La aventura de hoy ha sido digna de un capítulo de esas series dramáticas donde siempre hay tensión hasta el último minuto. Empezamos el día en un sitio muy bonito, pero con niebla tan espesa que casi parecía que estábamos en una nube... ¡aunque no del tipo cómodo y esponjoso! Lo que sí nos ha tenido más preocupados no ha sido la niebla, sino nuestra calefacción. ¡Menudo drama! Parece que tiene días malos, como esos perros gruñones del parque. Mi papi intentaba arrancarla, pero solo respondía con un espectáculo de humo blanco que ni los efectos especiales de una película.

Después de varios intentos (y bufidos), decidimos arrancar la camper y avanzar kilómetros hasta Brasov, una ciudad que, según mi papi, merece la pena visitar. Pero, ojo, ¡hoy no! Parece que tenemos otros planes primero, y eso incluye un desvío al pueblito de Prejmer. Aquí está la razón de nuestra prisa: una iglesia fortificada.

Si ahora os estáis preguntando qué narices es eso, no os preocupéis, que yo también puse cara de "¿ein?". Resulta que esta iglesia, declarada Patrimonio de la Humanidad, es como un castillo disfrazado de iglesia. Allá por la Edad Media, los aldeanos no tenían alarmas ni cerrojos como los de ahora, así que construían murallas enormes alrededor de la iglesia para protegerse de los invasores. Dentro de esta fortaleza había habitaciones para los vecinos, un pozo para el agua y, claro, la iglesia en sí. Vamos, una auténtica mini ciudad medieval. ¡No me digáis que no es un planazo para esconder huesos!

Lo mejor de todo: ¡yo pude entrar! Así que, amigos, si sois peludos viajeros como yo, apuntadlo. Dentro había un grupo de estudiantes que, sinceramente, creo que no estaban ahí para aprender historia, porque en cuanto me vieron, todo el mundo empezó a pedirme fotos, caricias y que enseñara mis truquitos. Mi tito Joan y mi papi pasaron a un discreto segundo plano, cosa que, para qué engañarnos, no me molesta nada.

Después de mi momento de gloria (¡como siempre!), volvimos al coche y seguimos hacia el norte. La misión: encontrar un sitio chulo para dormir. Y aquí estamos, en una zona de picnic tan grande que podría correr a mis anchas, aunque ahora prefiero mi cama calentita. Mi tito Joan, siempre práctico, ha propuesto ir a un hotel porque la calefacción sigue en huelga total. Pero mi papi, cabezota como él solo, no quiere saber nada de eso. Lo conozco bien: seguro que acaba apañándoselas para calentar la cámper, aunque tenga que inventarse algo digno de un concurso de bricolaje extremo.

De momento, yo me quedo tranquilo. Mi papi siempre encuentra soluciones (o eso quiero creer), y, si no, siempre está mi plan B: buscar un humano amable que nos invite a su casa. ¡Chuly, estrella internacional, nunca pasa frío! Mañana veremos cómo nos va…

Joan

Joan

Jijijijiji

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
13 + 0 =
Resuelva este simple problema matemático y escriba la solución; por ejemplo: Para 1+3, escriba 4.