Hoy pasamos a Bulgaria, país número 18 en el viaje de este año. La historia de hoy incluye viento bailarín, agua mágica, papeleo virtual y un puente que, sinceramente, tiene una idea un poco rara de la "amistad".
🇧🇬🇬🇷 Bulgaria and Greece
Una noche llena de ladridos (pero sin viento), un monasterio rupestre en las rocas y un monje con cambio curioso.
Viento, frío y monumentos soviéticos en un día lleno de sorpresas. Desde Gabrovo hasta Shipka, una aventura que nos llevó hasta el aparcamiento más tranquilo, ¡y mañana volveremos a por Buzludzha!
¡Nieve, monumentos soviéticos y carreteras heladas! Visitamos el épico Buzludzha, jugamos en el bosque y sobrevivimos a una pista de patinaje sobre ruedas. Una noche tranquila cierra un día lleno de aventura.
¡Día de escalones y monumentos! Subimos los 894 escalones del Monumento de Shipka, visitamos el imponente Samara Flag Monument y acabamos en un tranquilo rincón en Starazagorski Bani. ¡Día completito!
Un día tranquilo en Plovdiv: paseo por el parque, calma junto al río y un nombre con historia familiar que conecta el pasado y el presente. ¡La magia de los lugares y sus historias!
¡Exploramos Plovdiv: subimos colinas con vistas, descubrimos monumentos soviéticos, callejeamos por el casco antiguo, probamos el mejor kebab y volvimos a nuestro rincón tranquilo junto al río!
Día gris pero épico: visitamos el Monumento de las Tres Generaciones en Perushtitsa, rodeados de historia y soledad. Ahora dormimos a más de 1500 metros, calentitos y tranquilos en plena montaña.
Día gris, curvas infinitas y frontera con Grecia. En el lago Kerkini llueve, pero el área de picnic es genial. Lo mejor: ¡carne jugosa y huesos! A ver si mañana el sol nos da una sorpresa.
Día de descanso total: sin mover la cámper, protegidos del viento y con lluvia de fondo. Papi ocupado, yo experto en siestas. Sin lago ni parque, pero con calma absoluta.
Parados por tormenta: nieve en las montañas, paseos tranquilos y griegos súper majos. Sin pájaros, pero con muchas siestas. ¡Hasta la lluvia tiene su lado guau!
Tras tres noches bajo lluvia y viento, salimos rumbo a Tesalónica. Entre paradas inusuales y encuentros con jabalíes y perros callejeros, descubrimos que ser nómada siempre trae sorpresas.