Me dejaron en casa de Tito Antonio y Tita Wilma, pero cuando volvieron, venían cargados de historias: tranvías, casas torcidas, mercados techados, y hasta un gnomo con ideas raras...
Global Tracking 2024
Mientras yo me hacía amigo del primo-gato y paseaba con la familia, papi y tito Joan se metieron en líos en Delft y acabaron con una pierna hinchada en la colina más baja del planeta.
Hoy entramos en Dinamarca, el octavo país de este viaje. Visitamos el punto más alto del país, una colina de 170 metros sobre el nivel del mar. Paseamos por el campo y conocimos vacas curiosas.
Probé medicina danesa a la fuerza, paseé entre casas de hace siglos y vi vikingos en los semáforos. Aarhus no da tregua ni al bolsillo ni a las patas. ¡Día intenso!
Empezamos el día entre rascacielos modernos, cazamos trolls gigantes y acabamos junto a un castillo medieval en ruinas. Y todo eso ¡sin salir de Dinamarca!
Tres trolls, un bosque secreto, búnkeres en la playa y un aparcamiento con caballos. Hoy he olfateado más aventuras que croquetas en una cocina. Dinamarca se está poniendo interesante…
Hoy he corrido por una playa donde ¡los coches también corren! Jugamos con la pelota, exploramos búnkers y luego subimos a un ferry rumbo a Noruega. ¡Chuly marinero entra en acción!
Kristiansand fue un flechazo: sol, paseos y una catedral que mira al cielo. Salimos renovados a buscar pernocta, y acabamos subiendo a un rincón donde solo llegan las cabras.