Entre acantilados espectaculares y ruinas ancestrales, Papi Edu lucha contra la tos… y el coche decide unirse al drama con una avería luminosa digna de discoteca.
Global Tracking 2025
Luces locas, un castillo colgando del abismo y una cena inesperada con dos señores de Israel. Yo, en la camper con mi pelota. Papi Edu, con mince and tatties en la barriga.
Entre ruinas vikingas, castillos que se asoman al mar y pajaritos que parecen pingüinos, llegamos al mismísimo norte de Escocia... para luego dar media vuelta buscando un sitio donde no nos tiren huevos.
Un paseo entre piedras históricas, una lavadora de lujo y una señora que reparte chuches. Entre viento, recuerdos industriales y un aparcamiento con vistas, encontramos un respiro en el norte de Escocia.
Una puesta de sol de postal, hoyos en la arena y un granjero con más mala leche que un yogur caducado: así fue nuestro día entre playas desiertas, acantilados espectaculares y búsquedas épicas de señal.
De acantilados con cuevas a playas desiertas y baños helados. Hoy cruzamos el norte de Escocia entre españoles parlanchines, autostopistas con fe y puestas de sol sobre lagos solitarios.
Una caminata épica hasta la cascada más alta del Reino Unido, barro hasta las orejas, vistas que no vimos y un baño con sorpresa… de miches. Y todo para dormir en un puerto sin encanto, pero con estuario.
Subimos una montaña con ciervos gigantes, nos reencontramos con amigos andaluces y gibraltareños, nos bebimos hasta los midges… y terminamos el día en un rincón secreto sin bichos.
Visitamos un lugar donde las piedras hablan, las ovejas no se apartan del camino y papi Edu volvió lleno de arena. Por la noche, música en directo… aunque menos directa de lo esperado.
Hoy cruzamos un puente colgante, vimos un desfiladero y subimos a un mirador con vistas alucinantes. Todo muy épico… si no fuera porque lo hicimos sin barro, sin aventura y desde dentro.
Paramos en Gairloch con intención de seguir, pero el mal tiempo y los mosquitos nos retuvieron... ¡y hasta los malagueños aparecieron de nuevo para saludar!
Pasamos por el mítico paso a Applecross… y no vimos nada. Luego cruzamos el puente a Skye para reunirnos con los malagueños. ¡Y a alguien se le cayó la corteza de queso!