Nos quedamos otro día en la costa frente a Cramond. Jugué con la pelota, me metí hasta el lomo en el agua y conocimos a una pareja siciliana que solo hablaba con las manos. ¡Todo bien!
🇬🇧 Reino Unido
Nevera vacía, tráfico eterno y un pueblo más gris que bonito… pero acabamos el día jugando en un parque enorme con césped de lujo. ¡Y la barriga llena!
Paseamos por una Edimburgo preciosa pero abarrotada de turistas y coches. Descubrimos callejones mágicos, lluvia cada cinco minutos… y un McMenú observado por un perro con hambre.
Nos alejamos de Edimburgo cruzando el Queensferry Crossing, subimos por las Highlands entre valles, presas y lagos, dimos muchas vueltas por culpa de la cobertura móvil y acabamos durmiendo junto a una presa.
Descubrimos el Highland Folk Museum y acabamos el día durmiendo entre los pinos junto al Loch Garten. Un lugar tranquilo, aunque el lago escondía un cartel que nos quitó las ganas de chapuzón...
Tito Joan necesita a Papi Edu en Barcelona… y a mí me toca quedarme en Edimburgo con un humano nuevo llamado Fabi. No es mi familia, pero al menos tiene sofá y cara de buena gente
Papi Edu me dejó con Fabi en Edimburgo... ¡y ahora quiero quedarme! Entre siestas épicas, cisnes falsos y camas compartidas con pedetes, descubrí una vida de lujo perruno inesperado.
Pasé seis días con humanos nuevos, pero papi Edu volvió. Le olí, le lamí… y también lloramos. Porque hay días raros que terminan con abrazos, catarros y mucho amor perruno.
Papi Edu cayó con fiebre y yo aproveché para acurrucarme todo el día. Visitas australianas, Coca-Cola al sol y siestas infinitas. Dos días sin movernos, pero con historias que contar.
Después de tres días en modo enfermería en Cramond, volvemos a la carretera. Vaciamos aguas, llenamos la despensa y acabamos en un sitio con cascadas, río fresquito y un parking de lujo.
Un puente colgante, un baño en el río y el catarro que no se rinde. Mientras Papi Edu lucha contra los virus, yo vigilo desde la toalla. A veces ser enfermero canino es un currazo.
Seguimos la ruta entre curvas y catarros, con parada en un puente histórico y búsqueda desesperada de sitio para dormir. Al final, bosque tranquilo, paseo corto y noche sin sobresaltos.