Día 178

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Aunque ayer cerramos el día bajo un cielo gris y triste, hoy todo ha cambiado. ¡El sol ha salido a saludar y estamos listos para seguir explorando! Nos levantamos con mucha energía, con el ánimo de descubrir más lugares interesantes por el camino.

Nuestro primer destino del día fue la ciudad de Tartu. Pero antes de disfrutar de todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer, hicimos una pequeña parada en el hospital. No, no es que me sintiera mal, ¡yo estoy perfecto! Pero mi tío Javi, después de su caída en una pasarela de madera hace un par de días, prefería que un médico le echara un vistazo. No os preocupéis, todo estaba bien, pero ya sabéis, mejor prevenir que curar.

Después de este pequeño susto, aparcamos el coche cerca de la ciudad y nos preparamos para una buena comida en la camper. Mi papi Edu siempre sabe cómo hacer un buen picnic dentro de nuestra pequeña casita rodante.

¡Y ahora sí, a explorar Tartu! La ciudad tiene una mezcla de historia y modernidad que me hace sentir que estoy viajando en el tiempo. Primero nos dirigimos a la Plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra el imponente Ayuntamiento de Tartu, un edificio impresionante, ¡y claro, no pude resistirme a posar para algunas fotos!
También vimos el famoso Puente de los Estudiantes (Ülikoolilinnak), que es el corazón de la Universidad de Tartu. Allí nos encontramos con un montón de estudiantes que parecían más interesados en sus teléfonos que en el puente, ¡pero qué se le va a hacer!

Pero lo que más me sorprendió fue la Iglesia de San Juan (Jaani Kirik), que se encuentra sobre la ciudad. Esta iglesia es impresionante no solo por su historia, sino por lo que queda de ella. Solo sobreviven los muros y fachadas, dándole un aire misterioso y un tanto melancólico. Es como si el tiempo hubiera dejado su huella, pero aún se podía sentir la fuerza y la grandeza de lo que alguna vez fue. El contraste entre la iglesia en ruinas y el paisaje que la rodea, con la ciudad de fondo, me dejó impresionado. ¡Definitivamente un lugar que no podéis perderos si visitáis Tartu!

Después de dar una vuelta por la ciudad, decidimos seguir nuestra aventura. Con rumbo al sur, nos dirigimos hacia un lugar muy especial: el Tervise Puu o Árbol de la Salud. Este impresionante roble está cerca del pueblo de Rõuge, al sur de Tartu. La leyenda dice que este árbol tiene poderes curativos, y aunque no sé si mi tío Javi se curó del todo después de su caída, ¡el árbol tiene una energía que no se puede negar! Es un roble monumental, con un tronco que parece contar historias de siglos pasados. Me sentí pequeño, pero en buena compañía de tanta sabiduría natural.

Continuamos nuestro viaje y, como siempre, ¡nos tocó cruzar una frontera! Entramos en el país número 13 en nuestro viaje! Pero no antes de llenar el tanque de combustible porque en Estonia cuesta menos que en Letonia. Conducimos un rato por paisajes boscosos en Letonia y después, ¡una sorpresa más! Encontramos un lugar para pernoctar junto a un pequeño lago. El sitio es tan tranquilo que hasta me costó conciliar el sueño, pero, como siempre, al final caí rendido después de tantas aventuras.

¡Y así fue nuestro día! Entre hospitales, árboles mágicos y nuevos países, estamos listos para el siguiente capítulo. ¡Nos esperan más caminos, más paisajes y más historias para contar!

Joan

Chulas

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