Letonia 🇱🇻
Volvemos a Estonia sin darnos cuenta. Castillo, estación de tren, lago, nadito y siesta. ¡Y acabamos en una zona de acampada con vistas de postal!
Salimos tarde pero vimos un palacio de cuento, uno medio roto, un cementerio muy tranquilo y acabamos junto a un lago. ¡Día completo entre piedras antiguas y caminos de tierra!
Visitamos Koknese, con ruinas medievales y un parque chulo. Comimos en la cámper y acabamos en otro lago. Pero lo increíble: ¡alguien se bañó! Y no, no fui yo.
¡Riga nos atrapó otra vez! Iglesias, palacios, edificios de cuento y mucho caminar. Menos mal que papi Edu nos rescató en coche. ¿Final perfecto? Noche junto a un embalse y un chapuzón épico.
Riga tiene historia, encanto y un mercado lleno de olores irresistibles. Caminé, olfateé y casi negocio con un charcutero, pero me pillaron antes de cerrar el trato.
Día de repeticiones: volvimos a Rundāle, dormimos en el mismo sitio de Riga y papi y tito comieron bien mientras yo practicaba el arte de esperar. Por suerte, hubo paseos en la isla.
De Letonia a Lituania pasando por un palacio lleno de lujos (pero sin entrada para perros). Al final del día, un lago para dormir y, por suerte, sin remojón obligatorio. ¡Así sí que se viaja!
Mis humanos se fueron de aventuras por Riga, ¡pero yo no podía dejar mi puesto de vigilancia! Visitaron museos, iglesias y barrios, y yo disfruté de una buena siesta en la camper.
De un chapuzón en el paraíso a recorrer Riga en busca de Lenin. No apareció, pero vimos cosas chulas y mis humanos comieron como reyes. Yo solo miré. La noche, en una isla con vistas top.
Paseo por una pista de bobsleigh, visita a castillos y noche en una playa privada. Todo genial, excepto el momento en que papi decidió que yo debía nadar. ¡No soy un castor, soy un perro aventurero!