Entre templos, murallas y un puente que une más que orillas, cruzamos de Irlanda del Norte a Irlanda sin darnos cuenta. Un día para pensar… y para olisquear.
viaje
De cuevas solitarias a la Calzada del Gigante, pasando por un puente carísimo y unas chinas que gritaban “I-AR-SAT” mientras yo posaba como modelo. Día redondo para un perro explorador.
Cascadas, helados y un baño valiente en Ballycastle antes de adentrarnos en un rincón escondido entre campo y bosque, solo para los que se atreven con un 4x4.
Hoy nos dejaron sin la ruta de los acantilados, pero encontramos un sendero al faro de Blackhead, casitas de colores que casi me dejan bizco y un nuevo rincón junto al mar para dormir.
Un ranger simpático, un pez de cerámica gigante, el Titanic a tamaño real y murales que hablan del pasado y del presente. Belfast se muestra sin filtros… y nos deja con mucho que contar.
De madrugada, el viento casi nos despega la camper. Entre ruinas, atascos y gaitas, acabamos el día refugiados en un bosque cerca de Belfast, esta vez con calma… creo.
Abrazos de despedida en el aeropuerto, sustos mecánicos en la carretera y un final junto al mar en Carlingford, con viento, buenas vistas y la camper resistiendo… por ahora.
Entre catedrales, pubs, puentes históricos y parques con ardillas despistadas, Dublín nos robó el corazón… y casi el bolsillo con su parking.
Castillos con telescopios gigantes, la primera víctima de un accidente de coche de la historia… y una camarera que me sirvió chuches como si fuera realeza. Así fue mi día en Birr, con final entre ovejas y vistas de postal.
Paisajes de postal, senderos verdes y sándwiches de salmón con vino al sol. Recorrimos Connemara a nuestro ritmo. No entramos en todo, pero lo vimos todo. Y lo vivimos mejor.
Entre un dolmen enano, acantilados vertiginosos y toneladas de patatas fritas, recorrimos la Irlanda más salvaje con viento en la cara y risas en el coche. ¡Menuda jornada épica!
Ruinas milenarias, lluvia persistente, pizza descomunal… y un váter con más carácter que el dueño del apartamento. Bienvenidos a un domingo muy irlandés.