Espadas gigantes, turistas en estampida y calles de Stavanger que olían a aventura (y a gofre). Hoy me he sentido más vikingo que perro. ¡Ni Harald Fairhair ladraba tan fuerte!
Noruega 🇧🇻
Empezamos el día entre casitas encajadas bajo rocas, seguimos explorando cuevas en la costa y acabamos entre ovejas y un troll muy... exhibicionista.
Salimos tarde, sin rumbo y peor preparados que nunca. ¿El resultado? Un fiordo de vistas brutales, un sendero de locos y una noche solos frente al agua.
Hoy tocó faro con multitudes, fiordos salvajes y un desfile de autocaravanas alemanas. Acabamos en un rincón torcido junto al río, pero yo lo declaro territorio conquistado.
Kristiansand fue un flechazo: sol, paseos y una catedral que mira al cielo. Salimos renovados a buscar pernocta, y acabamos subiendo a un rincón donde solo llegan las cabras.